
Los primeros días todo era nuevo, la comida, el clima,
llegar en Febrero y estar en pleno verano tumbada en la playa, la gente de todo
el mundo que estábamos en con ganas de aprender y conocer todo sobre Sydney.
Paseos por las playas paradisiacas, rutas por montañas increíbles, descubrir
esos animalitos adorables que solo están allí y obviamente La Opera ¿qué más
podíamos pedir para empezar? Un país totalmente distinto a lo que podemos estar
acostumbrados, un idioma nuevo y una ciudad por descubrir es todo lo que pedía
para un AMICUS irrepetible.
Poco a poco el campus de la universidad se convirtió en mi
nueva casa, con una nueva familia con la que compartí viajes a sitios que no me
hubiese imaginado. Coger una caravana y conducir por toda la costa Este durante
15 días, aunque conduzcan por la derecha, Melbourne, La barrera de Coral, Bali,
Tailandia y Camboya con una mochila… Dejamos de ser unos extraños en la ciudad
para ser parte de ella y que ella formase parte de nosotros.
Ahora de vuelta a la realidad te das cuenta de la
suerte que has tenido de que te hayan dado esa oportunidad, de poder mejorar en
un idioma, conocer a gente de todas las partes del mundo y enamorarte de una
ciudad como Sydney. Ahora si me vuelves
a preguntar, ¿no estará muy lejos? No, lo volvería a hacer sin pensarlo. Marta Liébana . Sidney
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