De esta forma , se despedía en enero nuestro Erasmus, Federico Cecconi:
Discurso gala 20.01.2017
Busqué una aventura, encontré una familia
Hola a todos,
Antes de empezar con mi discurso quería mostrar
mi agradecimiento a Hector por haberme dado esta oportunidad única de hablar
frente a vosotros.
Un estudiante Erasmus una vez dijo : "el Erasmus es algo
que no puedes describir. Cada vez que lo hago la gente me mira como si fuera un
loco que habla de emociones sin alguna razón y sin sentido. Pues es así. El
Erasmus no se puede describir, el Erasmus se debe vivir".
Hago mía esta cita, porque de verdad
es difícil describir todo lo que hice, lo que vì, las personas de diferentes
nacionalidades que conocí y las amistades que formé.
Todas las noches de fiesta, los domingos por la mañana de resaca, los viajes
...
Aunque lo haya intentado, todas estas cosas no se pueden
describir, solo se pueden sentir una vez que las vives.
Cuando me dieron la noticia de que
dentro de poco tiempo iba a dejar toda mi vida; mi trabajo, mi Universidad, mis
amigos y mi familia para empezar una aventura que no sabía donde me podía
llevar, senti emociones contradictorias. Como felicidad y miedo. Euforia y
tristeza al mismo tiempo.
Todos nosotros empezamos así, aunque lo queramos de
corazón, empezamos con ansia y un poco de miedo. Dejamos nuestros hogares tan
cómodos y familiares por una sensación, una idea, una ilusión, tal vez.
Pero eso es antes de partir. Cuando llegas al destino aún no
sabes que tu vida no será nunca más la misma. Si, porque dejamos de ser la
persona que hasta ese momento hemos sido
para todo el mundo y nos convertimos en algo distinto, nuevas personas, un
nuevo inicio. Voy a ser sincero, al principio no es todo tan bonito
como se espera antes de partir. Se pasan momentos de tristeza, momentos en los
cuales extrañas a tu familia, a tu hogar y tus costumbres. Momentos en los
cuales querrías dejar todo y volver a casa. Pero esa misma razón
convierte esta experiencia en tan profunda y tan educativa.
Enseguida, empiezas también a conocer a tus nuevos compañeros
de piso y de Universidad, tus nuevos profesores y amigos, en una palabra, tu
nuevo mundo. Tu vida empieza
a fluir como un río rápido, te lleva con la fuerza de un
huracán, y no puedes contar los días que pasan, las noches con los amigos, la
risa, los botellones de 50 personas en 5 metros cuadrados y los días perdidos para intentar recuperarse de
la noche anterior. De repente te das cuenta de que tu no echas de menos como
antes a tu hogar, tu familia e incluso no quieres más
volver a tu país y todo eso simplemente porque te das cuenta de
que has encontrado a
otra familia, que al igual que la "original" te acompañará durante el resto de
tu vida. Siempre vamos a ser una familia.
Componiendo el cuadro de esta experiencia puedo decir que me
ha enseñado muchas cosas, pero una en particular y quiero compartirla con
ustedes. Vivimos en una época histórica en la cual en lugar
de puentes se construyen muros. Bueno, aquí he destruido todos los muros que
anteriormente tenía, todos los prejuicios que, involuntariamente, tenía, tras
esta experiencia se han disuelto como nieve al sol. El sol del conocimiento.
¿Cuantas veces habèis
oído algùn amigo decir " ah,
antes creía que..."?
Yo mil veces. Hasta entre personas del mismo país hay
prejuicios dictados sólo por la ignorancia. Aquí, gracias a esta experiencia de
intercambio, hemos podido comprobar directamente que no todo es como lo pinta
la televisión, a veces es necesario levantarse del sofá y salir a ver con tus
propios ojos. Cuando hablo con mis amigos mexicanos, franceses, brasileños,
ingleses, americanos, por supuesto españoles ... no veo fronteras, veo chicos y
chicas como yo, con mis mismos sueños y mis mismas ganas de
viajar, descubrir y sentirse parte no sólo de un país sino del mundo entero. La
verdad es que desafortunadamente no todos han tenido y tendrán la posibilidad
que hemos tenido nosotros. Hay partes del mundo donde todo eso es pura utopía .
Por eso tenemos la obligación de disfrutar todo lo que este capítulo de nuestra
vida nos puede ofrecer, y luchar para que en este mundo loco vayan
construyéndose puentes, no muros.
Ahora llega el doloroso momento de despedirse. Llegamos al final de este camino. No creía que iba a
ser tan difícil, pero así es. Es difícil dejar atrás todo lo que hemos
construido aquí. Las amistades, los amores nacidos. Es difícil mirar a la cara
a nuestros amigos y despedirse con la promesa de
que pronto nos volveremos a ver, mientras sabemos muy bien que por una razón o
la otra será difícil que ocurra. Debería estar triste pero no quiero. Resuena
en mi cabeza una frase. "No estar triste porque se acabo, se feliz porque
ocurrió". Y yo no podría estar más feliz. Gracias a todos para haber sido
parte de este sueño, cada uno de vosotros con el cual he tenido la suerte de
relacionarme me ha enseñado algo, me ha convertido en una persona mejor, mas
completa y culturalmente mas rica. De eso nunca os agradeceré bastante. Os voy
a echar mucho de menos.
Dado que hace poco el Erasmus ha cumplido 30 años desde su
introducción, dejadme que os diga " ¡Viva el
Erasmus! ¡Viva el intercambio cultural!
Hasta pronto, León
Hasta pronto, mi querida familia leonesa.
Gracias.
Federico Cecconi
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