martes, 23 de mayo de 2017

"Busqué una aventura, encontré una familia"



 De esta forma , se despedía en enero nuestro Erasmus, Federico Cecconi:

Discurso gala 20.01.2017

Busqué una aventura, encontré una familia

Hola a todos,

Antes de empezar con mi discurso quería mostrar mi agradecimiento a Hector por haberme dado esta oportunidad única de hablar frente a vosotros.

Un estudiante Erasmus una vez dijo : "el Erasmus es algo que no puedes describir. Cada vez que lo hago la gente me mira como si fuera un loco que habla de emociones sin alguna razón y sin sentido. Pues es así. El Erasmus no se puede describir, el Erasmus se debe vivir".

Hago mía esta cita, porque de verdad es difícil describir todo lo que hice, lo que , las personas de diferentes nacionalidades que conocí y las amistades que formé. Todas las noches de fiesta, los domingos por la mañana de resaca, los viajes ...
Aunque lo haya intentado, todas estas cosas no se pueden describir, solo se pueden sentir una vez que las vives.



Cuando me dieron la noticia de que dentro de poco tiempo iba a dejar toda mi vida; mi trabajo, mi Universidad, mis amigos y mi familia para empezar una aventura que no sabía donde me podía llevar, senti emociones contradictorias. Como felicidad y miedo. Euforia y tristeza al mismo tiempo.
Todos nosotros empezamos así, aunque lo queramos de corazón, empezamos con ansia y un poco de miedo. Dejamos nuestros hogares tan cómodos y familiares por una sensación, una idea, una ilusión, tal vez.
Pero eso es antes de partir. Cuando llegas al destino aún no sabes que tu vida no será nunca más la misma. Si, porque dejamos de ser la persona que hasta ese momento hemos sido para todo el mundo y nos convertimos en algo distinto, nuevas personas, un nuevo inicio. Voy a ser sincero, al principio no es todo tan bonito como se espera antes de partir. Se pasan momentos de tristeza, momentos en los cuales extrañas a tu familia, a tu hogar y tus costumbres. Momentos en los cuales querrías dejar todo y volver a casa. Pero esa misma razón convierte esta experiencia en tan profunda y tan educativa. Enseguida, empiezas también a conocer a tus nuevos compañeros de piso y de Universidad, tus nuevos profesores y amigos, en una palabra, tu nuevo mundo. Tu vida empieza a fluir como un río rápido, te lleva con la fuerza de un huracán, y no puedes contar los días que pasan, las noches con los amigos, la risa, los botellones de 50 personas en 5 metros cuadrados y los días perdidos para intentar recuperarse de la noche anterior. De repente te das cuenta de que tu no echas de menos como antes a tu hogar, tu familia e incluso no quieres más volver a tu país y todo eso simplemente porque te das cuenta de que has encontrado a otra familia, que al igual que la "original" te acompañará durante el resto de tu vida. Siempre vamos a ser una familia.

Componiendo el cuadro de esta experiencia puedo decir que me ha enseñado muchas cosas, pero una en particular y quiero compartirla con ustedes. Vivimos en una época histórica en la cual en lugar de puentes se construyen muros. Bueno, aquí he destruido todos los muros que anteriormente tenía, todos los prejuicios que, involuntariamente, tenía, tras esta experiencia se han disuelto como nieve al sol. El sol del conocimiento. ¿Cuantas veces habèis oído algùn amigo decir " ah, antes creía que..."?
Yo mil veces. Hasta entre personas del mismo país hay prejuicios dictados sólo por la ignorancia. Aquí, gracias a esta experiencia de intercambio, hemos podido comprobar directamente que no todo es como lo pinta la televisión, a veces es necesario levantarse del sofá y salir a ver con tus propios ojos. Cuando hablo con mis amigos mexicanos, franceses, brasileños, ingleses, americanos, por supuesto españoles ... no veo fronteras, veo chicos y chicas como yo, con mis mismos sueños y mis mismas ganas de viajar, descubrir y sentirse parte no sólo de un país sino del mundo entero. La verdad es que desafortunadamente no todos han tenido y tendrán la posibilidad que hemos tenido nosotros. Hay partes del mundo donde todo eso es pura utopía . Por eso tenemos la obligación de disfrutar todo lo que este capítulo de nuestra vida nos puede ofrecer, y luchar para que en este mundo loco vayan construyéndose puentes, no muros.

Ahora llega el doloroso momento de despedirse. Llegamos  al final de este camino. No creía que iba a ser tan difícil, pero así es. Es difícil dejar atrás todo lo que hemos construido aquí. Las amistades, los amores nacidos. Es difícil mirar a la cara a nuestros amigos y despedirse con la promesa de que pronto nos volveremos a ver, mientras sabemos muy bien que por una razón o la otra será difícil que ocurra. Debería estar triste pero no quiero. Resuena en mi cabeza una frase. "No estar triste porque se acabo, se feliz porque ocurrió". Y yo no podría estar más feliz. Gracias a todos para haber sido parte de este sueño, cada uno de vosotros con el cual he tenido la suerte de relacionarme me ha enseñado algo, me ha convertido en una persona mejor, mas completa y culturalmente mas rica. De eso nunca os agradeceré bastante. Os voy a echar mucho de menos.

Dado que hace poco el Erasmus ha cumplido 30 años desde su introducción, dejadme que os diga " ¡Viva el Erasmus! ¡Viva el intercambio cultural!

Hasta pronto, León
Hasta pronto, mi querida familia leonesa.

Gracias.

Federico Cecconi


 

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